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Venezuela: auge y decadencia del Chavismo

Actualmente, a pesar de ser el país con mayores reservas de petróleo probadas, Venezuela sufre una crisis política, económica, y sobre todo humanitaria. Penurias alimenticias sin igual, corrupción e inseguridad, un gran déficit comercial y público y una inflación que aumenta de manera exponencial. Veamos brevemente lo que ha ocurrido en el país desde la llegada de Chávez para entender cómo se ha llegado a la situación actual.




Revolución bolivariana – ¿en qué consistía?


En el año 1999 comienza la denominada “Revolución Bolivariana” en honor a Simón Bolívar, general venezolano que luchó por la independencia de América Latina frente a los colonizadores. En el plano institucional, el país cambia su nombre a “República Bolivariana de Venezuela” y se adopta una nueva Constitución que introduce mecanismos de la democracia participativa.


Poder popular


La idea principal era la de promover y facilitar el “poder popular”. Para ello, el Estado Chavista creó nuevas instituciones en vez de modificar las existentes. En 2002 se crearon los Consejos locales de planificación pública, pero estos entran a menudo en conflicto con los ayuntamientos en la utilización de los terrenos. En 2006 aparecen los consejos comunales para coordinar las distintas estructuras de participación popular y favorecer los proyectos de planificación local (para los que reciben fondos del Estado central). Y a raíz de esto, al aglomerarse muchos consejos comunales, nacen en 2009 las “comunas” que se inscriben en el proyecto del “Estado Comunal”. En diciembre de 2015, ya sin Chávez, Maduro instala el “Parlamento Comunal” después de perder en las elecciones legislativas la mayoría que tenía en la Asamblea Nacional.


Si el objetivo de la revolución bolivariana era el “Estado Comunal”, entonces no se consiguió, ya que esto implicaría que las “nuevas instituciones” mencionadas reemplacen a las tradicionales. Hablando de reemplazar… Es digno de mención que Chávez también reemplazó a muchos funcionarios por militantes chavistas tras el intento de golpe de estado de 2002. Pero el Chavismo no se encargó solo de crear instituciones nuevas que le dieran poder al pueblo.


El Movimiento de Pobladores promovía la autogestión y autoconstrucción. Con ellos, los sábados a las siete de la mañana la gente prepara el material para la construcción, apilan bloques y montan paredes o preparan comida. Los campamentos más desarrollados reciben a gente de otros campamentos para transmitirles técnicas, conocimientos y experiencia. Tras la jornada de trabajo llega la hora de la asamblea semanal. Aquí se puede ver otro caso de conflicto entre los poderes del pueblo y del Estado. El Movimiento de Pobladores pidió recursos públicos para construir viviendas populares, pero esto implicaría dar mucha autonomía al movimiento… Por ello buena parte de los chavistas querían mantener la relación de dependencia y preferían que dicha construcción fuera subvencionada y llevada a cabo por empresas. Este caso ilustra la dependencia mutua del Estado Chavista y los movimientos populares; sería un error pensar que el Estado controla dichos movimientos. Además, el pueblo no tiene poder en sectores como el petróleo o el Ejército.


Plan Bolívar 2000


Además, a nivel social, se inicia el “Plan Bolívar 2000”. Su objetivo era el de mejorar las condiciones de vida de la población venezolana más pobre. En ese aspecto, los resultados son muy positivos. Entre 1999 y 2010, se reduce el porcentaje de pobres de 49% a 28%, se aumenta la tasa de escolarización del 48% al 72% y el PIB por cabeza pasa de $14 200 a $16 500. El gasto publico primario paso del 22% antes de Chávez a un 37% en 2012. Además, creadas tras el consejo de Fidel Castro, las “misiones sociales” facilitaron el acceso a viviendas, a una alimentación básica subvencionada, a la educación y a la sanidad con la llegada de médicos cubanos.


El caso es que ese plan social vio la luz gracias a los ingresos del petróleo. Venezuela dispone del 18% de las reservas mundiales, por delante incluso de Arabia Saudí. Esos ingresos los controla la empresa estatal Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) y los dedicó a los planes sociales así como al otro objetivo de la Revolución Bolivariana: el poner al país en la escena política mundial.


Esto se ha logrado alejando a los países latinoamericanos de Estados Unidos, país al que Chávez criticaba sin pelos en la lengua. Venezuela trataba de formar un bloque integrado en las Américas sin Estados Unidos. Algunas iniciativas, como la de la Alianza Bolivariana por la Américas o PetroCaribe ilustran éste caso, otorgando condiciones preferenciales a los Estados miembros. La política exterior antiamericana también se ve reflejada en decisiones como la de ofrecer el asilo político a Snowden o la de anular la exclusión de Cuba de la Organización de Estados Americanos en 2009. Curiosamente, lo que resulta algo paradójico es que Estados Unidos sea el principal socio comercial de Venezuela y fuente más importante de ingresos por el petróleo.


Pero el 5 de Marzo de 2013, éste fallece. Es un punto de inflexión. A partir de ahí, Nicolás Maduro es elegido y toma las riendas de un país al que llevará directo a la crisis humanitaria que está viviendo hoy.


La decadencia del Chavismo


Tres años después de la muerte de Hugo Chávez, del que ya hemos hablado, la República Bolivariana de Venezuela se hunde en una crisis. Una crisis que se ha ido retroalimentando y ha pasado de económica y política, a convertirse en una crisis humanitaria en toda regla. Tres años han pasado desde que Nicolás Maduro se erigió al mando del país en abril de 2013 gracias a unas elecciones tan igualadas como criticadas. Tres años de poder, de represión y de penurias.


La imagen de supermercados vacíos o la de las colas delante de los supermercados se ha vuelto viral para describir la situación que viven los venezolanos en su día a día. Papel higiénico, medicinas, leche, baterías… son algunos de los codiciados productos por los que hay que esperar a veces más de cuatro horas. La otra opción es la de acudir al mercado negro con sus precios insultantes. Obviamente, los productos que allí se venden provienen de atracos a tiendas o a convoyes de aprovisionamiento por clanes organizados que los revenden. Así, la violencia empeora: en Caracas se comete un crimen cada dos horas. La población sufre un racionamiento del agua y la electricidad, y ahora que se encuentra sin productos alimenticios básicos protesta abiertamente contra el gobierno. Y estas manifestaciones se saldan con oleadas de víctimas y apresados políticos que alimentan la rabia de la ciudadanía.


Olvidos de Chávez


El Plan Bolívar 2000, antes mencionado, contribuyó a fomentar la popularidad de Hugo Chávez acompañada por un culto a la personalidad. Pero éste dejó de lado a algunos asuntos que hoy se han convertido en graves problemas.


Por ejemplo, la principal razón por la que se dieron las manifestaciones de febrero de 2014 es la inseguridad. Según la ONU el número de homicidios se triplicó entre 1998 y 2012, convirtiendo al país en el segundo más peligroso del mundo tras Honduras. Un estudio de la Comisión de seguridad y defensa de la Asamblea Nacional estimaba que había entre 9 y 15 millones de armas en circulación en Venezuela. Venezuela es un país clave para exportar la cocaína producida en Colombia, Perú o Bolivia. Eso y la porosidad de la frontera con Colombia, donde actuaban las FARC, explican ese flujo de armas. Otro problema es la corrupción: según la ONG Transparency Internacional, Venezuela está en el top20 de los países más corruptos del mundo. Corrupción que agangrena a los funcionarios, el sector privado o la policía.


Finalmente, Chávez tampoco hizo nada por arreglar el problema de la dependencia al petróleo, que representa un increíble 96% de los ingresos por exportaciones y el 50% de los ingresos presupuestarios. Y eso que los productos no-petrolíferos representaban un tercio de los ingresos por exportación del país en los años 1990. Chávez no se preocupó en diversificar la economía ni en apoyar a sectores clave o industrias nacientes. La industria local ya era frágil, debilitada desde los años 1980 por la década perdida, la austeridad de los 1990 y la oleada de nacionalizaciones en los 2000. Los productores venezolanos veían cómo los precios de los bienes importados eran más bajos que los suyos y, al no poder competir, cerraron. El resultado se ve ahora: al no haber industrias que produzcan bienes básicos para satisfacer las necesidades de la población, Venezuela tiene que importar casi todo lo que consume. Esto no era un grave problema antes: cuando el precio del barril pasaba los $100 le daba al gobierno para pagar la deuda, los planes sociales y las importaciones. Pero ahora, con la caída de los precios del crudo, los ingresos han bajado drásticamente, con lo cual ya no se pueden permitir los generosos planes sociales o las importaciones de productos tan básicos como el papel (de hecho, algunos acusan al régimen de no comprar papel expresamente para impedir que la prensa haga campaña contra del gobierno). Por si fuera poco, la producción de crudo ha bajado un 25% en volumen desde 1998 ya que las infraestructuras, al no desarrollarse, se van quedando anticuadas.


Algo de economía


El aumento del gasto público que supuso el Plan Bolívar 2000 con la llegada de Chávez creó un importante incremento en el consumo. A pesar de ello, el consumo no sirvió para activar una dinámica de crecimiento duradero. Aunque la actividad económica acelera entre 2004 y 2008, la inversión productiva no la acompaña. Tal y como hemos visto antes, las importaciones crecen, y mucho: se cuadruplican.


Con la crisis de 2008 y el primer crac que produce en el precio del petróleo, los ingresos del Estado caen 10 puntos de PIB en 2010. Para contener el aumento en los precios de los productos importados, el gobierno tarda mucho en devaluar el bolívar (su moneda), lo que reduce el valor de la renta del petróleo.


[Una sencilla explicación para los que anden perdidos en economía. Venezuela vende su petróleo en bolívares, por lo tanto, tras devaluar el bolívar, resulta más barato para los compradores extranjeros (por tanto es un incentivo a la exportación). Por el contrario, los bolívares que recibe el gobierno venezolano por la venta de ese petróleo valen menos, ya que se necesitan más para comprar bienes provenientes de otros países con otras divisas. He aquí el problema: las importaciones se hacen más caras y subvencionar los productos extranjeros (que son la gran mayoría) también.]


Resultado: el déficit público alcanzó el 14% en 2012 a pesar de que el precio del barril haya vuelto a los $100.

En 2012, con la inminencia de las elecciones presidenciales, Chávez gastó ese plus de ingresos fiscales en vez de sanar las finanzas públicas, dejando el déficit por encima del 10%. Esto le forzó en 2013, ya reelegido, a devaluar de nuevo, pero esta vez fue del 50% de la tasa oficial del bolívar.


[En realidad es un poco más complicado ya que había tres tipos de cambio oficiales, uno bajo para los productos alimenticios y medicamentos, uno medio para productos manufacturados y otro alto para las transacciones financieras autorizadas. Este sistema estaba pensado para limitar los efectos de la devaluación en los precios de los productos vitales importados y contener la sobrevaloración de la moneda. Pero esta práctica trae problemas porque favorece a la corrupción: quien tiene acceso a tipos de cambio subvencionados suele estar tentado a revender las divisas por un precio cien veces más caro en el mercado negro…]


Y aquí empezó la espiral inflacionista. Y eso a pesar de las amenazas de expropiación a aquellas empresas que se atrevieran a alzar sus precios. En 2013, la inflación es del 60%. En 2014 la bajada de los salarios reales hunde al país en la recesión, en 2015 la inflación ya es de 180% y en 2016 se prevé un 720%. Entre 2014 y 2015 el PIB cae un 15%. El valor de las exportaciones de petróleo representa tan solo un cuarto de la deuda pública, sin contar la deuda de la empresa PDVSA.




Con el país al borde de la quiebra, las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015 dan la victoria a la derecha. Pero el gobierno de Maduro no se da por vencido y opta por esquivar el poder legislativo, gobernar por decretos y bloquear los intentos de reformas o iniciativas de referéndums. Eso sí, todo gracias a la ayuda de un Tribunal Supremo compuesto por jueces designados a dedo por el ejecutivo. Puede ser peligroso alzar la voz contra un gobierno venezolano que reprime manifestaciones y ataca a la oposición, que censura, que esconde datos importantes sobre su situación... Pero lo poco que quedaba del Estado de derecho fue derribado el pasado mayo, cuando Maduro proclamaba el estado de emergencia sin el permiso del parlamento, que es requerido por la Constitución.

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