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Jordania: su estabilidad amenazada

En el corazón de la tormenta que vive la región, el reino muestra una sorprendente estabilidad hasta ahora, a pesar de los desafíos que se le presentan. Jordania forma parte de la coalición internacional contra Estado Islámico (EI) desde septiembre de 2014.


Estado Islámico cuenta con unos 2000 jordanos entre sus rangos, principalmente criados en las zonas más pobres. En cambio, el riesgo de que jihadistas entren en el país es limitado ya que el Ejército jordano está muy presente y recibe apoyo militar y económico por parte de los americanos. Jordania es el 4° país mas militarizado del mundo (ratio de número de militares/población activa). En octubre de 2014 también firmaron un acuerdo de cooperación militar con Rusia.

Seguridad.


La indignación que provocó el asesinato del piloto jordano Moaz Al-Kassaesbeh, quemado vivo por Daesh, hizo al rey Abdallah II adoptar una posición guerrera y posicionarse en primera línea del conflicto. Fue un verdadero traumatismo nacional. Tras el episodio, se reforzó la seguridad, la militarización de las fronteras y el ahorcamiento de dos jihadistas.


Las inquietudes se centran obviamente en el riesgo de atentados. Tras la muerte del piloto, se reactivaron las leyes antiterroristas y se introdujeron cambios que otorgaban mucho poder a la autoridad para limitar a la oposición. Así, la subjetividad que conlleva el concepto de terrorismo sirvió para condenar al portavoz de los Hermanos Musulmanes a 18 meses de prisión por criticar a los Emiratos Árabes Unidos tras haber tachado a la hermandad de organización terrorista. Además, el gobierno autorizó la creación de una nueva asociación de los Hermanos Musulmanes más independiente de la organización “madre” e involucrada únicamente en las cuestiones que incumben al país (dejando la cuestión palestina de lado).


La principal fuente de inquietud del país para con su seguridad proviene del flujo masivo de refugiados. Su población llegaba a 6,46 millones de almas en 2015 y recibía a 800 000 refugiados y demandantes de asilo según la ONU (según el gobierno, más).


Un reino de inmigración.


Una de las razones por las cuales el país mantiene una estabilidad sorprendente desde su creación en 1946 es que se los inmigrantes se han integrado bien. Los primeros en migrar fueron 100 000 palestinos en la primera guerra arabo-israelí en 1948. En 1967, durante la guerra de los Seis Días, otros 350 000 palestinos fueron recibidos con liviandad gracias a que ya poseían la nacionalidad jordana (único país árabe que se la entregaba). En 1991 fueron expulsados 300 000 trabajadores jordanos en Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos por la intervención militar iraquí. Esos nuevos ciudadanos educados en el Golfo contribuyeron de forma positiva a la economía del país y a su apertura neoliberal. Más tarde, tras la caída de Sadam Hussein en 2003, empujó a una oleada de iraquíes. También tuvieron un impacto positivo ya que la gran mayoría era gente educada, mientras que la gente más desfavorecida prefirió emigrar a Siria. Desde marzo de 2011, Jordania ha abierto sus puertas a los sirios pero su aumento a finales de 2012 obligó al gobierno a controlar más estrechamente el flujo de migrantes. La mayoría se instalan en los campos de refugiados del norte del país. Según el gobierno, la cifra de la ONU no es correcta ya que muchos sirios deciden no registrarse, por ello se trataría más bien de 1,265 millones de refugiados sirios. Tras los picos de llegadas de 2013 se ha ido cerrando la frontera progresivamente.


A título de comparación, conviene dar las cifras europeas de las demandas de asilo aceptadas en 2015. Alemania: 148 215; Suecia: 34 470; Italia: 29 635; Francia: 26 015 (según el cotidiano francés Le Monde).


Escasez de recursos y grandes proyectos.


Agua. El agua es escasa. Hay pocos recursos en Jordania, los donantes han rebajado su apoyo y la situación es cada vez más precaria. La llegada masiva de refugiados a uno de los países más pobres en agua ha puesto de manifiesto un sistema frágil. Unas infraestructuras en mal estado y una sobrexplotación impiden que se renueven las reservas de forma natural. Se prevé que la central desalinizadora del puerto de Akaba comience a funcionar en 2018, cosa que ayudaría a paliar esa escasez. Un canal entre en Mar Muerto y el Mar Rojo está en construcción, pero si la preservación del primero es crucial para la fertilidad de las tierras colindantes, algunos temen que la introducción de un agua con distintas propiedades perturbe el ecosistema.


Otro proyecto concierne una central nuclear en la región de Amra que debería entrar en funcionamiento en 2022 aliviando la dependencia energética del país en un contexto de gran inestabilidad regional.


Aprovechando la situación geopolítica.


Pobre en recursos, con el 96% de la energía importada y con el bajón del turismo consecuencia de la guerra en Siria, Jordania sobrevive económicamente gracias a fuentes de ingresos externos. Las transferencias de los expatriados representan el 10% del producto nacional bruto. Las ayudas de EEUU, Arabia Saudita y la Unión Europea representaban cerca de mil millones de dólares cada una en 2015. Jordania es miembro de la OMC y tiene un pacto de libre-comercio con EEUU así como un acuerdo de asociación con Europa, su principal socio comercial. Las relaciones militares y económicas con Rusia progresan: el ejército ruso protege la frontera norte de incursiones jihadistas en son de cooperación y se ha lanzado la construcción conjunta de una central nuclear de 10 000 millones de dólares. Como miembro del Consejo de Cooperación del Golfo, un plan de ayuda financiera de 5 000 millones le fue otorgado en 2011 para cinco años; Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes y Qatar son los contribuyentes (aunque Qatar no haya dado nada todavía). El apoyo financiero de las ONGs del golfo también es considerable y el gobierno solicita de vez en cuando al FMI para lidiar con su déficit presupuestario (con contrapartidas como la de reducir los subsidios a la electricidad).


Desafíos de los refugiados sirios.


La sociedad jordana muestra signos de deterioro en la capacidad de absorción de los refugiados. En el norte del país, los alquileres se han multiplicado por dos. Se señala a los sirios como la fuente del aumento de los precios y del paro. Con un desempleo de 12,5% en 2015 algunos temen por la competitividad laboral. Aun así, según el Jordanian Investment Board, los refugiados sirios habrían inyectado 1 000 millones de dólares a la economía en 2013.


Según la ONU, el 86% de los refugiados vive en la pobreza. La reducción de la ayuda exterior tuvo como consecuencia el deterioro de las ayudas (sanidad gratuita, bonos alimenticios…) que se daban a los sirios que no vivían en los campos de refugiados, o sea el 80% de ellos. Además, la percepción de que la ayuda humanitaria favorece más a los refugiados (en ayudas escolares, habitacionales…) que a otras clases marginalizadas podría influir en esa capacidad de absorción. La campana de UNICEF “No Lost Generation” cuyo objetivo es escolarizar a los niños no va viento en popa: tan solo 50% de los niños sirios estaban escolarizados en 2015.


Posibles consecuencias de la guerra en Siria.


Obviamente, la infiltración de jihadistas es el mayor motivo de preocupación, pero no el único. También se teme la radicalización de los salafistas jordanos. Jordania a reforzado la seguridad en sus fronteras, financiada por EEUU, y ha modificado la Ley Antiterrorista para dar más poder a las autoridades. En Jordania, el líder de los salafistas Abu Muhammad al-Maqdisi llevaba a cabo una misión pacifica; pedían la aplicación de la Ley Islámica en el territorio, la liberación de los presos políticos y apoyaban el jihad contra el régimen sirio. Durante su apresamiento de 2010 a 2015, se han desarrollado corrientes salafistas más radicales. Combatientes jordanos se hallan en los rangos de Jabbat-al-Nosra en Siria y un puñado de jihadistas en la ciudad de Maan, al Sur, se declararon afines a Estado Islámico.


Un esbozo de primavera.


En Jordania no ha habido una primavera árabe como en otros países, pero el país busca el camino hacia más democracia desde arriba. Así, el monarca ha privilegiado la transparencia y más responsabilidad de las instituciones para con sus ciudadanos. En septiembre de 2015, el gobierno presentó un nuevo proyecto de Ley Electoral en adecuación con las peticiones de la oposición que podría ponerse en marcha próximamente.

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